La diputada comunista Karol Cariola vuelve a estar en el ojo del huracán por utilizar a su hijo recién nacido con fines políticos. Primero, lo expuso mediáticamente tras el allanamiento a su domicilio en el marco del caso Hasbún, buscando generar empatía y desviar la atención de los hechos. Ahora, en un nuevo episodio de instrumentalización, decidió llevarlo a la sesión clave en la que se votará su censura como presidenta de la Cámara de Diputados.
Este acto no es casualidad. Cariola ha intentado repetidamente posicionarse como víctima, usando su maternidad como escudo para evitar responder políticamente a las serias acusaciones y cuestionamientos en su contra. La presencia del niño en un momento tan delicado para su carrera política parece una estrategia para generar simpatía y desviar el foco del debate.
Mientras tanto, la ciudadanía espera explicaciones y transparencia. Sin embargo, la diputada prefiere seguir utilizando el sentimentalismo como herramienta para evadir su responsabilidad política.
