Durante décadas, los científicos han intentado descifrar el misterio detrás del característico pelaje naranja que luce Garfield, el célebre personaje creado por Jim Davis en 1978, y tantos otros gatos domésticos, en su mayoría machos. Hoy, esa incógnita genética por fin tiene respuesta.
Dos equipos de investigación independientes han identificado el gen responsable de esta coloración, según estudios aún en revisión publicados en el repositorio bioRxiv. Ambos grupos hallaron una mutación específica en una región no codificante del genoma felino, ausente de proteínas pero con un impacto directo en el color del pelaje.
A diferencia de otros mamíferos, como los humanos pelirrojos cuyo color de cabello depende del gen MC1R, en los gatos el mecanismo es completamente distinto. “Era un enigma genético”, comenta Greg Barsh, genetista de la Universidad de Stanford, a la revista Science.
El gen Arhgap36, pieza clave del rompecabezas
El equipo de Barsh descubrió que en los gatos naranjas las células de la piel expresan hasta 13 veces más ARN del gen Arhgap36 que en gatos de otros colores. Este hallazgo se basa en el análisis de datos genéticos de 188 gatos —145 de ellos con pelaje naranja— que mostraron una deleción específica de 5 kilobases en el ADN.
Esa alteración genética provoca un cambio en la producción de pigmentos, reduciendo la eumelanina (pigmento oscuro) y favoreciendo la feomelanina (pigmento rojizo), responsable del tono anaranjado del pelaje.
Carolyn Brown, genetista de la Universidad de Columbia Británica, quien no participó en el estudio, celebró el hallazgo: “Estoy convencida de que este es el gen. Es una pregunta que siempre quise responder”.
¿Por qué la mayoría de los gatos naranjas son machos?
La razón radica en la genética del sexo. El gen Arhgap36 se encuentra en el cromosoma X. Los machos, al tener solo uno, manifiestan el color naranja si heredan esa variante. Las hembras, en cambio, poseen dos cromosomas X, lo que permite una combinación de patrones más diversos.
Durante el desarrollo embrionario, cada célula femenina inactiva al azar uno de sus dos cromosomas X, generando los patrones multicolores típicos de gatas calicó y carey. En los raros casos en que ambos cromosomas X llevan la mutación, la hembra también será completamente naranja.
Confirmación internacional e implicaciones sorprendentes
Un segundo equipo, liderado por Hiroyuki Sasaki de la Universidad de Kyushu en Japón, confirmó los mismos resultados. Al estudiar gatos callejeros y domésticos de Japón, además de 258 genomas de todo el mundo, encontraron la misma deleción genética vinculada al color naranja.
El hallazgo fue inesperado, ya que Arhgap36 está más relacionado con funciones del desarrollo embrionario, y sus mutaciones graves suelen ser letales. Sin embargo, en este caso, la alteración parece limitarse a las células pigmentarias, sin afectar la salud del animal.
¿Gatos naranjas menos inteligentes? Un mito sin base
Aunque circulan mitos que presentan a los gatos naranjas como menos inteligentes, Science Alert aclara que no hay evidencia científica que respalde tales afirmaciones. La mutación genética no afecta el cerebro ni la conducta de los gatos.
Para la comunidad científica y los amantes de los felinos, este descubrimiento marca un hito. Como dice Leslie Lyons, genetista felina de la Universidad de Missouri: “Todo lo que necesitas saber sobre genética lo puedes aprender de tu gato”.