En un nuevo episodio que evidencia el deterioro de las relaciones entre Chile y el régimen venezolano, el gobierno de Nicolás Maduro ha ordenado el cierre definitivo de los consulados chilenos en Caracas y Puerto Ordaz. Esta decisión, que refleja la creciente tensión entre ambas naciones, demuestra una vez más la naturaleza autoritaria del régimen chavista y su resistencia a mantener vínculos con gobiernos que cuestionan sus prácticas antidemocráticas.
La medida, comunicada por el Ministerio de Relaciones Exteriores de Chile, representa un duro golpe para miles de ciudadanos que dependen de estos servicios consulares. El gobierno chileno, en su comunicado, ha expresado su preocupación por las consecuencias humanitarias de esta decisión, que afectará directamente tanto a chilenos residentes en Venezuela como a venezolanos que requieren servicios consulares, evidenciando la falta de consideración del régimen de Maduro hacia las necesidades básicas de la población.
La ruptura diplomática se intensificó tras las revelaciones del fiscal chileno, Héctor Barros, sobre la presunta participación del gobierno venezolano en el asesinato del disidente, Ronald Ojeda, en Santiago. Las investigaciones han señalado directamente a altas esferas del poder venezolano, incluyendo al actual ministro del Interior, Diosdado Cabello, como posibles responsables del crimen, lo que demuestra los alcances del régimen chavista más allá de sus fronteras.
Esta crisis diplomática tiene sus raíces en las cuestionadas elecciones presidenciales venezolanas de julio pasado, donde Maduro se proclamó ganador en medio de acusaciones de fraude y falta de transparencia. La postura del presidente Boric, quien exigió claridad en el proceso electoral, provocó una reacción desproporcionada del régimen venezolano, confirmando su intolerancia ante cualquier crítica internacional.
El cierre de los consulados marca un punto de inflexión en las relaciones bilaterales y vindica la posición de quienes han advertido sobre los riesgos de mantener vínculos diplomáticos con regímenes autoritarios. Esta situación plantea serios desafíos para la política exterior chilena y resalta la importancia de mantener una postura firme en defensa de los valores democráticos, aun cuando esto implique enfrentar las represalias de gobiernos autoritarios.