Un violento terremoto de magnitud 7,7 sacudió este viernes el noroeste de Myanmar, provocando una serie de devastadores efectos que se extendieron a países vecinos y llevaron a la junta militar a declarar estado de emergencia en varias regiones. El sismo, que generó pánico en la zona, fue especialmente intenso en la provincia china de Yunnan y en Bangkok, capital de Tailandia, donde el colapso de un edificio captó la atención de los habitantes y las autoridades.
El terremoto, registrado a las 12:50 hora local (3:20 de la mañana en Chile), tuvo su epicentro a 17 kilómetros de Mandalay, la segunda ciudad más importante de Myanmar, y a una profundidad de 10 kilómetros. El Instituto de Geología de Estados Unidos confirmó la magnitud del movimiento telúrico, que se sintió con especial intensidad en la región.
En Tailandia, el balance hasta el momento es dramático. Tres personas han perdido la vida y 50 resultaron heridas tras el derrumbe de un edificio en construcción en la zona de Chatuchak, un área conocida por su popular mercado. Según el Instituto Nacional de Medicina de Emergencia de Bangkok, 70 personas continúan desaparecidas, lo que ha generado una intensa operación de rescate.
La primera ministra tailandesa, Paetongtarn Shinawatra, declaró el estado de emergencia en Bangkok, lo que implicó la evacuación temporal de numerosos edificios residenciales y oficinas. Todas las líneas de metro y tren ligero quedaron suspendidas, mientras que el Departamento Meteorológico advirtió sobre la posibilidad de réplicas, recomendando a la población mantenerse alerta y permanecer en espacios abiertos.
Los daños en Myanmar fueron igualmente significativos. En Mandalay, múltiples edificios colapsaron, mientras que en la ciudad de Taungoo, un monasterio se derrumbó, dejando atrapados a 20 niños. En la localidad de Sagaing, un puente quedó completamente hundido, y en Ragún, principal ciudad del país, se realizaron evacuaciones masivas.
La ubicación geográfica de Myanmar explica en parte la intensidad del sismo. El país se encuentra en una zona de alta actividad tectónica, donde convergen la placa del subcontinente indio y la placa euroasiática. Este terremoto se perfila como uno de los más intensos registrados en la región en los últimos años, superando el de magnitud 6,8 de agosto de 2016.
Las autoridades de ambos países continúan evaluando los daños y realizando operaciones de rescate, mientras la población permanece en estado de alerta ante la posibilidad de nuevos movimientos sísmicos. La comunidad internacional ha comenzado a manifestar su preocupación y a ofrecer ayuda humanitaria a las zonas más afectadas por este devastador terremoto.
