Huawei vuelve a adaptar su estrategia tecnológica tras nuevas sanciones de Estados Unidos. La compañía china ya no puede fabricar nuevos portátiles con Windows, luego de que expiraran sus licencias con Microsoft, situación similar a la que enfrentó con Google en el mercado de smartphones. Su respuesta: apostar por Linux y, en el futuro, por su propio sistema operativo HarmonyOS.
Fin de la era Windows para Huawei
El Departamento de Comercio de Estados Unidos incluyó a Huawei en su lista de Entidades, restringiendo su acceso a tecnologías clave de empresas estadounidenses. Esta medida prohíbe a Huawei utilizar nuevas licencias de software como Windows en dispositivos fabricados a partir de ahora. Aunque puede seguir comercializando modelos existentes, no podrá lanzar nuevos equipos con este sistema operativo, lo que también impactará su presencia en mercados como Europa.
Una respuesta por partida doble
En entrevista de septiembre de 2024, el CEO de Huawei Consumer, Richard Yu, ya anticipaba el cambio. La próxima generación de portátiles no llevaría Windows, sino HarmonyOS, el sistema operativo propio de la compañía.
Sin embargo, fuera de China, la situación es más compleja. HarmonyOS Next —una versión completamente independiente de Android y Linux, con núcleo propio— aún está en desarrollo y carece de un ecosistema consolidado, especialmente en Occidente.
La alternativa inmediata: Linux
Ante este vacío, Huawei ha optado por Linux como solución provisional. La compañía acaba de anunciar en China el lanzamiento del Huawei Mate X Pro (en versiones de 14 y 16 pulgadas) con sistema operativo Linux y procesadores Intel Core Ultra 7. Se trata del mismo dispositivo que antes integraba Windows, pero ahora adaptado a la nueva realidad tecnológica de la firma. Su precio en el mercado chino es de 10.399 yuanes (unos 1.352 euros al cambio).
¿Y Europa?
El desafío para Huawei es claro: Linux, con una cuota de mercado de apenas 3,4% en Europa, difícilmente permitirá repetir el éxito que la empresa alguna vez tuvo en el segmento de laptops. La falta de compatibilidad con software popular y las altas exigencias del consumidor occidental complican el panorama.
Lo vivido con los smartphones —cuando Huawei perdió su liderazgo global tras quedar fuera del ecosistema de Google— sirve como antecedente. La transición al software propio será larga, y sin una propuesta atractiva para mercados internacionales, el futuro de los portátiles Huawei fuera de China luce incierto.