El triunfo de Jeannette Jara en las primarias oficialistas confirmó que el comunismo octubrista sigue avanzando con fuerza dentro del bloque de gobierno. Frente a esta amenaza real y tras años de un gobierno fracasado que ha sumido al país en inseguridad, estancamiento económico y pérdida de rumbo, el Partido Social Cristiano (PSC) decidió actuar con responsabilidad política: bajó la candidatura presidencial de Francesca Muñoz y expresó su apoyo total a José Antonio Kast. Un gesto valiente que marca el inicio de la tan necesaria unidad en el sector.
“Este no es momento para dividir fuerzas”, señaló Muñoz al anunciar la decisión, subrayando que Chile enfrenta una encrucijada histórica. La derecha no puede permitirse dispersión ni personalismos cuando el comunismo pretende instalarse con fuerza. Desde el Partido Republicano, Kast valoró la adhesión del PSC, destacando que este respaldo es más que una alianza electoral: es una convergencia de principios en torno al orden, la libertad, la vida y el respeto a las instituciones.
El anuncio no fue casual ni improvisado: se realizó en Concepción, corazón del Biobío, enviando una señal potente desde las regiones hacia Santiago. “Santiago no es Chile”, afirmó Kast, cuestionando el centralismo de un gobierno que olvida al país profundo. Tanto él como Muñoz enfatizaron su compromiso con una descentralización real, recogiendo las urgencias de las regiones y alejándose de la burbuja santiaguina que tanto daño ha hecho a la política nacional.
Muñoz fue categórica al advertir sobre el peligro que representa la candidatura comunista de Jara, calificándola de “antidemocrática” y recordando que el PSC ya había alertado que sectores de Chile Vamos estaban abriendo el camino a la izquierda radical. “Hoy tenemos los resultados: la candidata del Partido Comunista ya está instalada gracias a esa plataforma”, señaló, reafirmando que su apoyo a Kast es un acto de coherencia y consecuencia con su defensa de los valores cristianos y democráticos.
Kast, por su parte, delineó claramente las diferencias con la izquierda: mientras el oficialismo intenta disfrazarse de moderado para conquistar votos, su sector mantiene una línea clara y coherente. “Nosotros no cambiamos de opinión según las encuestas, nosotros defendemos los valores patrios siempre”, afirmó. La alianza con el PSC se construye sobre prioridades comunes: seguridad, orden, defensa de la vida, crecimiento económico, y lucha frontal contra la corrupción.
El paso del Partido Social Cristiano representa un punto de inflexión. Marca el comienzo de una reconfiguración del bloque opositor sobre bases sólidas y valores compartidos. “Nuestro adversario no está al lado, está al frente”, remarcó Kast, haciendo un llamado a toda la derecha a cerrar filas y priorizar la patria por sobre los egos. En tiempos donde el comunismo gana terreno y la izquierda busca perpetuar el fracaso, la unidad del sector no es una opción: es una urgencia nacional.
